A los pacientes que presentan enrojecimiento de las extremidades inferiores, se les suele diagnosticar celulitis y con frecuencia reciben tratamiento con antibióticos. La celulitis es una afección común, que se presenta como una inflamación aguda o enrojecimiento de la piel y el tejido subcutáneo, como resultado de una infección bacteriana, de ahí el término “piernas rojas”. Aunque la infección causa inflamación, es importante reconocer que la infección no siempre es la causa de la inflamación. Otras patologías inflamatorias de la piel pueden dar lugar a “piernas rojas”, lo que provoca confusión a la hora de realizar un diagnóstico diferencial.
Esto se evidencia en la literatura, con tasas de diagnóstico erróneo de celulitis notificadas en alrededor del 30 % de los pacientes (Patel et al., 2020), lo que da lugar a ingresos hospitalarios innecesarios, prescripciones inadecuadas de antibióticos, diagnósticos erróneos y mal uso de recursos finitos. Se trata de un problema clínico importante en la era de la resistencia a los antimicrobianos (RAM), en la que un diagnóstico adecuado puede evitar el uso indebido de antibióticos, junto con propiciar la administración adecuada de los mismos, y ayudar a gestionar los limitados recursos de atención sanitaria al evitar ingresos hospitalarios.
El objetivo de este documento es proporcionar la información necesaria para que los profesionales de salud puedan diferenciar entre las patologías infecciosas e inflamatorias de las extremidades inferiores que suelen presentarse como “piernas rojas”, y determinar su tratamiento adecuado. El fundamento se basa en la premisa de una evaluación holística completa; por lo tanto, los hallazgos incidentales, como los cánceres de piel de las extremidades inferiores, las enfermedades cutáneas y los problemas agudos, como la sospecha de trombosis venosa profunda (TVP), la fascitis necrotizante y la arteriopatía periférica, se referenciarán brevemente con descriptores clínicos (véase el apéndice 2). Esto contribuirá al uso de la terminología correcta necesaria para la derivación adecuada a los servicios especializados.
Por último, se abordará el papel de la terapia compresiva, tanto en las afecciones cutáneas inflamatorias como en las infecciosas, haciendo hincapié en su aplicación temprana para evitar los efectos adversos de la falta de compresión, cuando corresponda. La evidencia sugiere que se pierden oportunidades de aplicación temprana de la terapia compresiva (Guest et al., 2013). Se prevé que la realización de un diagnóstico diferencial preciso proporcionará a los profesionales de salud la confianza necesaria para aplicar antes el tratamiento compresivo, con el fin de optimizar los resultados mediante el tratamiento de los factores causales.
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Partiendo de trabajos existentes, como las directrices de la Sociedad Británica de Linfología (BLS, por sus siglas en inglés) (BLS, 2022), el “Proyecto Piernas Rojas” evolucionó cuando se identificaron problemas en la práctica clínica relacionados con el diagnóstico preciso de la celulitis de las extremidades inferiores y la capacidad de diferenciarla de otras causas. Se trata de un problema bien reconocido en la práctica clínica mundial, que ha suscitado un gran debate entre los clínicos sobre quién es el más indicado para tratar esta afección. El reto en la práctica es multifactorial: por ejemplo, los profesionales de salud pueden no haber tenido exposición clínica a afecciones dermatológicas o vasculares, por lo que no entenderían los factores causales que contribuyen a las afecciones y complicaciones cutáneas de las extremidades inferiores.
Independientemente de este debate, el enrojecimiento de las extremidades inferiores provocado por infecciones, trombosis venosa profunda (TVP) o afecciones inflamatorias de la piel, es un cuadro clínico inicial frecuente para los médicos generalistas y los servicios de urgencias de todo el mundo. Un tratamiento deficiente o incorrecto puede dar lugar a presentaciones significativamente repetitivas, a un uso excesivo o incorrecto de los antibióticos y a un empeoramiento de la experiencia y de los resultados para el paciente (Patel et al., 2020). Existen datos publicados relativos a los factores de riesgo, la falta de criterios diagnósticos y de tratamiento; sin embargo, falta información sobre la experiencia y las necesidades de los pacientes, o el reconocimiento de que los profesionales clínicos pueden tener dificultades para diferenciar la celulitis de las extremidades inferiores de otras causas (Patel et al., 2020).
Además, el Servicio Nacional de Salud del Reino Unido ha reconocido que, si no se tratan adecuadamente las afecciones de las extremidades inferiores, pueden producirse heridas. Resulta alarmante que las cifras de amputaciones no traumáticas de extremidades inferiores en pacientes no diabéticos están aumentando (Atkin et al., 2021). Diagnósticos como el edema agudo o crónico en asociación con las “piernas rojas” pueden ser particularmente complejos, ya que tienen varias presentaciones clínicas en diferentes etapas (Patel et al., 2020). Los pacientes también pueden presentar problemas simultáneos, como infección e inflamación, que pueden ser difíciles de diferenciar. Al no disponer de pruebas diagnósticas exactas, se debe recurrir a la evaluación clínica para llegar a un diagnóstico diferencial.
Para abordar estos problemas en Irlanda, se creó un grupo de expertos y se desarrolló la herramienta RATED (Rapid Assessment & Treatment in the Emergency Department [Evaluación y tratamiento rápidos en el servicio de urgencias]). La herramienta incluye criterios descriptivos y de imágenes para la identificación de patologías infecciosas (celulitis), inflamatorias (eccema venoso, lipodermatoesclerosis) y otras afecciones comunes como la TVP. Los comentarios de los profesionales clínicos a través de un cuestionario anónimo fueron positivos (n=13), refiriendo que la herramienta era fácil de usar y útil para el diagnóstico diferencial (O’Brien y White, 2021). Los datos han mostrado un índice sostenido de hospitalizaciones evitadas del 63 % desde la introducción de la herramienta (O’Brien y White, 2020). Se está trabajando para seguir validando la herramienta y adaptarla para los profesionales clínicos de todo el mundo.