El biofilm se considera causa primaria de cronicidad de las heridas (Høiby et al, 2015; Wolcott et al, 2016; Wolcott et al, 2017), y se caracteriza por inflamación recurrente y una respuesta pobre a las terapias antimicrobianas (Høiby et al, 2015; Wolcott et al, 2016; Wolcott, 2017).
Los resultados de una revisión sistemática y un metaanálisis (Malone et al, 2017) confirman la presencia de biofilm en alrededor del 78 % de todas las heridas crónicas. A pesar de esto, se presume que una prevalencia más realista de biofilm estaría cercana al 100 % (WUWHS, 2016) en heridas difíciles de cicatrizar y, por lo tanto, refuerza los supuestos clínicos de que los biofilms están presentes en este tipo de heridas.
Para mejorar los resultados de la cicatrización en heridas, es necesario comprender y manejar mejor el biofilm, así como utilizar nuevos tratamientos y tecnologías (Wolcott, 2017). También es necesario hacer incapié en la intervención temprana para manejar el biofilm antes de que la cronicidad de la herida se convierta en un problema grave.